Another gay movie.
Tema gay, tema lésbico, tema trans. Comedia, Jóvenes. EEUU. 2006. 92 min. Director: Todd Stephens. Intérpretes: Michael Carbonaro, Jonah Blechman, Jonathan Chase, Mitch Morris, Ashlie Atkinson, Scott Thompson, Graham Norton, Stephanie McVay, John Epperson, James Getzlaff, Darryl Stephens, Richard Hatch, George Marcy, Matthew Rush, Joanna Leeds.
Cuando cuatro jóvenes gays, el inocente Andy (Michael Carbonaro), el histriónico Nico (Jonah Blechman), el musculado Jarod (Jonathan Chase) y el empollón Griff (Mitch Morris), descubren en la fiesta de graduación del instituto que todos sus compañeros heteros ya han probado las delicias del sexo, decidirán hacer un pacto para perder la virginidad antes de acceder a la universidad. Sin embargo, ante esta dura tarea, recurrirán a su amiga lesbiana Muffler (Ashlie Atkinson), que tiene loquitas a todas las chicas del barrio.
La película, parodia de títulos como Porky’s o American Pie, está dirigida por Todd Stephens, que ya fue guionista de Edge of seventeen. Incluye referencias y homenajes aEl club de los corazones rotos, Beautiful thing, Hedwig and the angry inch, Get real o la serie Queer as folk. Se trata de una comedia sin grandes pretensiones (Stephens ha querido rodar la «película más gay de la historia»), que está repleta de chistes y gags varios, buenos y malos, pero que garantizan la carcajada y la sonrisa al terminar la película. Repleta de tópicos gays, se tocan todo tipo de temas, como el bareback, los consoladores, el sexo en servicios públicos, la homosexualidad de curas y boyscouts, el sadomasoquismo, la obsesión por el cuerpo, los tríos, los osos, el homoerotismo de las duchas, los gloryholes, y así un largo etcétera. No podemos olvidarnos de la colorida secuencia inicial de los títulos de crédito, donde Nancy Sinatra interpreta la canción petarda «Another gay sunshine day», que no tiene desperdicio.
La única pega, como viene siendo habitual en este tipo de películas, es que los actores protagonistas, que en la vida real rondaban los ventitantos en el momento del rodaje (incluso Jonah Blenchman tenía 33 años), interpretan a alumnos de 17, con lo que no se comprende cómo unos tiarrones altamente musculados y de muy buen ver siguen siendo vírgenes en una ciudad que tiene algún que otro bar gay y que está llena de universitarios dispuestos a darles clases particulares de sexo gay.