Jugando con el corazón. Playing by heart.
Temas gay y sida secundarios. Drama, Homofobia, Romance. EEUU. 1999. 121 min. Director: Willard Carroll. Intérpretes: Gillian Anderson, Ellen Burstyn, Sean Connery, Anthony Edwards, Angelina Jolie, Jay Mohr, Ryan Phillippe, Dennis Quaid, Gena Rowlands, Jon Stewart, Madeleine Stowe, Matt Malloy, Christian Mills, Kellie Waymire, Patricia Clarkson.
Un grupo de personas diversas, aparentemente sin ninguna relación entre ellas, buscan el amor en Los Ángeles. Tenemos a Meredith (Gillian Anderson), una directora de teatro solitaria; Gracie (Madeleine Stowe), una fogosa mujer que tiene una relación exclusivamente sexual con Roger (Anthony Edwards), un hombre que busca algo más ; Joan (Angelina Jolie), una alocada joven que está intentando ligar con el misterioso Keenan (Ryan Phillippe); Hannah (Gena Rowlands) y Paul (Sean Connery), que tras muchos años de matrimonio, están teniendo problemas para seguir adelante; Hugh (Dennis Quaid), que está como una cabra o le gusta reírse de la gente. Completan este variado elenco una madre y Mark (Jay Mohr), su hijo gay enfermo de sida. Todos vagarán en busca de cariño y afecto, hasta que descubran que no hacía falta salir a buscarlo porque lo tenían delante de las narices.
Esta película tiene el dudoso honor de ser una de las más homófobas de los últimos años. Es cierto que hay diversos comentarios pro-gays a lo largo de la película, como cuando a Meredith (Gillian Anderson) le pregunta una amiga con toda naturalidad si hay algún hombre o alguna mujer en su vida. Sin embargo, esto no nos debe confundir: mientras todos los personajes heterosexuales encuentran el amor de una u otra manera, Mark, el enfermo de sida, simplemente se muere. Y lo hace con comentarios del tipo: «Yo soy el último que queda de mis amigos», o «mi novio también murió de sida». Desde luego esta repugnante película resulta muy ofensiva para el público homosexual, que ve, una vez más, cómo nos quieren hacer inculcar que nuestras relaciones amorosas no son duraderas y sólo nos conducirán a una muerte sombría y dolorosa, mientras nuestros amigos heterosexuales pueden disfrutar del «verdadero» amor. Asquerosa.